Poza Rica ya perdió, aún sin candidato
Como una verdadera riña callejera se está llevando el proceso de selección interna del candidado de MORENA en el municipio de Poza Rica, por un lado el bando de quien se cree dueña del Partido y del municipio y por el otro los que buscan incluirse y simpatizan con el proyecto de Nación.
Raquel Bonilla como líder de una banda, ha instruido a sus simpatizantes para que exterminen cualquier grupo político que no le rinda tributo y estos con obediencia ciega van y agreden, minimizan, denostan cualquier intención de participación ajena a ellos y es normal.
Con esta actitud que han tomado ya parecen un cartel político, sintiéndose dueños de todo lo que hay en su territorio.
Por otro lado quienes contienden con ellos no se piensan dejar, bajo la idea de que su aspiración es legítima y que MORENA no es de una persona y que cada día se suman más actores políticos a sus filas por el simple desprecio a la forma en que Raquel Bonilla quiere manejar el municipio.
Remes y Guevara han sido mesurados y no por eso son menos, ni tienen menos fuerza política, han sumado, han caminado, cuentan con su estructura y la capacidad para dar batalla en lo individual, juntos rebasan a Bonilla y han entendido que las imposiciones y dedazos no pueden ser parte de esta nueva forma de gobernar.
Así han resistido todos los ataques de los empleados que desde el municipio se aferran a no perder su trabajo, a exfuncionarios municipales que se comportan como sicarios políticos con el fin de quedar bien con su jefa de plaza, y un alcalde que está pintado y no interviene para que exista orden en los grupos políticos.
La gran batalla se avecina y a unas horas de decidirse si es Raquel Bonilla la abanderada, vendrá el cobro de la factura y entonces le tocará aprender, que no ser política tiene un alto costo y que ganar su elección interna no le servirá de nada cuando la única unidad que logró, es la de sus enemigos políticos, que sin duda harán lo necesario para verla derrumbada en las urnas.
Aún no hay alguien que pueda hacer las paces entre estas bandas políticas y el destino de Raquel Bonilla, si hoy fuera la elección sería haber ganado para perder.
Habría tirado su proyecto a la basura por berrinches y caprichos y destruido un partido que teniendo todo para ganar terminará en las ruinas como un mal recuerdo en la ciudadanía.